En la actualidad cerrada al público. No se visita.
La fundación del que fue Monasterio de Santa Ana se debe a Doña María de la Cueva, esposa del cuarto Conde de Ureña, que lo mandó construir para las monjas clarisas. Consecuencia de lo despoblado de este lugar fue el que las monjas lo abandonaran para pasar después, como queda dicho cuando hablamos del antiguo Convento de las Clarisas, al convento de la calle de La Huerta. Poco más tarde fueron a Santa Ana los mercedarios, que estuvieron aquí hasta que se construyó el Convento de la Merced, en la plaza del mismo nombre. El Monasterio de Santa Ana queda abandonado y en ruinas, hasta que D. Luís de Figueroa emprendió la tarea de su reconstrucción, dejando reducida la iglesia y convento a la actual ermita.
En el año 1.746 hizo su entrada la imagen de Santa Ana, que hoy preside la capilla.
En la actualidad esta ermita, es panteón del Conde de Puertohermoso. La tumba del centro guarda los restos del sacerdote D. Luís de Soto Torres-Lineros, protector de la Colegiata.